Además de príncipe, Copil fue considerado un gran mago y astrólogo, con grandes facultades de adivinación. Prometió vengar a su madre por el agravio de su tío, el Dios Huitzilopochtli, que conociendo las intenciones de su sobrino, ordenó matar a todos aquellos jóvenes de edad madura. Al llegar a un cerro, los sacerdotes del Dios encontraron a Copil planeando su venganza; el Dios Huitzilopochtli ordenó matarlo y enterrar su corazón en unos peñascos.
Al día siguiente, de entre esos peñascos, nació el primer nopal: con espinas de valiente soldado y flores de un hijo que defiende a su madre. Un hermoso nopal cuyos frutos son las tunas (corazones).
Nos apropiamos de la leyenda del corazón del príncipe Copil que está representada visualmente en el escudo de la bandera de México (una encina y un laurel abrazan al nopal con su tuna), para poder afirmar que es la ”base/cuna” de su gastronomía.
La excelencia en gastronomía mexicana.
A partir de aquí, nace un lenguaje visual «gastronómico».